sábado, 30 de mayo de 2015

EGIPTO

Egipto es un país lleno de atractivos históricos y artísticos, lleno de monumentos para visitar.
Las ciudades egipcias están llenas de lugares seductores para los buenos viajeros, y de personas acogedoras con las que hablar, dispuestas a revelar la realidad de sus vidas, por duras que a veces resulten.
Los cafés a la europea son motivo de orgullo para los egipcios, sobre todo en su capital. El Cairo es una de las pocas ciudades árabes donde las mujeres tienen libre acceso a los cafés y a otros lugares públicos de reunión; pero prefieren sentarse en el interior y no en las terrazas y suelen ir en grupo.
Tras largos meses de turbulencias sociales, lo cierto es que la situación política de Egipto ha mejorado.
Egipto es un país que jamás defrauda a los viajeros.

La primera impresión que produce El Cairo, es de una ciudad moderna, con una intensa vida
nocturna. Calles y plazas están llenas de gentes que conversan apasionadamente. Las barcazas iluminadas ofrecen románticos paseos turísticos nocturnos por el Nilo. La famosa plaza de Tahrir, se ha
convertido en el verdadero corazón político de El Cairo y aquí los extranjeros no son bienvenidos.

En el sector llamado El Cairo islámico nos encontraremos con la célebre Ciudadela Sharia Salah Salem. El recinto amurallado  protege varias obras maestras de la cultura musulmana, entre las que destaca la imponente silueta de la Mezquita de Mehemet Alí. La ciudadela la mandó a hacer Saladino cuando se enfrentó a Ricardo Corazón de León durante las Cruzadas del siglo XII y eligió éste sitio por ser estratégico por estar en una colina alta. Más tarde en el siglo XIX mandó a construir la Mezquita. Los egipcios comparan esta mezquita de estilo otomano con el Templo de Santa Sofía en Estambul. Pero hay en ello más orgullo patrio que sentido arquitectónico.
Fuera de la parte islámica de la ciudad se encuentra el Barrio de los cristianos Coptos. Allí se encuentra la famosa Iglesia Colgante, Sharia Mar Girgis, que es una verdadera joya arquitectónica de alabastro. Los coptos son cristianos viejos, con su propio Papa como representante de Dios en la Tierra. Mantienen tradiciones y lugares de culto ancestrales como la Iglesia de San Sergio, Abu Serga, que es la más antigua de Egipto.
Harían falta varios días para admirar la riqueza del Museo Egipcio Midan al- Tahrir (uno de los más ricos del mundo). Los puntos que mayor fascinación suscitan, son el colosal grupo de piedras con la Esfinge del Faraón Hestepheres II , y sobretodo el mítico tesoro de Tutankamón. Este museo cuenta con 160 mil tesoros en exposición. Aunque algunos de los mayores tesoros en exposición de Egipto, no se encuentren en Egipto, sino en Londres.












En la ciudad de Giza se encuentran

las tres pirámides que representan unos de los principales hitos de la humanidad como símbolos de uno de los grandes momentos de la historia de la civilización. Durante siglos, las colosales tumbas de los faraones Keops, Micerinos y Kefrén han fascinado a los
viajeros. Convertidas en uno de los mayores atractivos del planeta, siempre han estado saturadas de turístas.
Junto a la Esfinge a la que llaman El Padre del Terror. Con cuerpo de león y cabeza humana, sirve como imponente guardían de las tumbas faraónicas desde hace 2500 años.
Viajando hacia el norte se encuentra la ciudad de Alejandría. Un trayecto de hora y media en coche,que permite conocer los secretos de una ciudad seductora. Alejandria permanece encadenada a su historia milenaria pese a que sus monumentos más emblemáticos desaparecieron muchos siglos atrás. Desde su célebre Faro o el Templo de Cleopatra hasta su colosal Biblioteca que fue la más importante del mundo. Segunda ciudad de Egipto, Alejandria no se conforma con la belleza de su costa ni con el encanto árabe de sus barrios populares. Parece añorar su pasado esplendoroso, cuando llegó a rivalizar con la Roma Imperial. Después languideció durante siglos hasta que a mediados del XIX fue redescubierta por los europeos.
El Puerto oriental de Alejandría está dominado por el Fuerte Claitbey, construido en 1480 por el
Sultán Claitbey, se alza sobre los restos del legendario Faro de Alejandría. El Fuerte parece un castillo de juguete y apena saber que en su construcción se emplearon las piedras que habían dado cuerpo al mítico Faro. Junto a sus magníficas playas, Alejandria ofrece un sin fin de rincones para explorar donde perderse durante horas. Desde la belleza de su costa hasta sus viejos barrios llenos de colorido y poblados por gentes acogedoras. La ciudad se esfuerza por reconstruir sus tesoros legendarios. Así, 2000 años después de que fuera arrasada por las llamas, su Biblioteca ha vuelto a renacer, muy
cerca de donde se supone estuvo su antiguo emplazamiento. Fundada en el siglo III a. C., fue el mayor depósito de libros y documentos del mundo antiguo. Los incendios la destruyeron por completo pero gracias a la ayuda internacional, en el año 2012 reinauguró y hoy alberga más de 8 millones de libros e innumerables manuscritos. Consta de 11 niveles con cuatro sótanos y una cúpula cilíndrica en honor del dios Ra. Su sala de consulta acoje a 2000 lectores.

Hacia el sur de El Cairo, en Luxor,  se encuentra el Valle de los Reyes, el corazón de la región del Alto Nilo, donde se concentran los mayores tesoros arqueológicos de Egipto. Aquí se puede visitar la tumba de Tutankamón. La cámara funeraria sobrecoge, pese a su reducido tamaño, porque todavía contiene la momia del faraón en un sarcófago dorado.


Una junto a otra 62 tumbas reales quedan aún ocultas en este pequeño valle, entre las colinas, lejos de los grandes templos en honor de los difuntos. Imposible no detenerse a observar los dos colosos sin rostro de que parecen abrir paso a la necrópolis de Memnón.
 En realidad son los restos del mayor templo del antiguo Egipto, el de Minofis III, destruído por faraones posteriores que utilizaron sus materiales y arrasado por las crecidas del Nilo.
 Rodeado de ruinas de otras construcciones mortuorias, el templo de Hapshepshut es uno de los más
antiguos y mejor conservado. Las terrazas de Hapshepshut se mantienen majestuosamente elevadas sobre el desierto. El edificio ha resistido al deterioro de los siglos pese a haber recibido numerosas agresiones a lo largo de la historia. Primero a manos de Ramsés II y finalmente por las de los cristianos que lo convirtieron en monasterio. Todavía poeden observarse muchos bajorrelieves e incluso, pinturas ornamentales de sus paredes y techos.

Cruzando el Nilo, 3 kilómetros al norte de la ciudad de Luxor, se ubica Karnak, una de las zonas turísticas más atractivas del planeta. Este magnífico conjunto arquitectónico, construído a lo largo de 13 siglos recibía el nombre de Ipetesut, que significa "el lugar más perfecto". Un faraón tras otro lo engrandecieron. Alrededor de los Altares de Amón, el rey de los dioses, surgieron templos, obeliscos y enormes estatuas en paseos y patios colosales que testimonian la perdida grandeza de Tebas.
Durante los momentos de su mayor esplendor, en Karnak, llegaron a trabajar 80 mil personas. Después pasó mil años olvidado bajo las arenas de desierto hasta que fue descubierto a mediados del siglo XIX .



La carretera que une Luxor con con Asuán corre paralela al Nilo y permite apreciar la fertilidad que extienden sus aguas.
En el camino, el pueblo de Kom Ombo resulta parada obligatoria, por las ruinas de su templo greco-
romano. Es un doble edificio simético dedicado a dos deidades contrapuestas: Orus y Sed (el bien y el mal).


La ciudad de Asuán suele ser meta final de las excursiones Nilo arriba. Aquí es clásico el paseo en faluca, bajo la luz del anochecer. Tambien pueden observarse numerosos y lujosos cruceros que navegan por el Nilo.
Herodoto dijo una vez: "Quien bebe del Nilo, vuelve"

viernes, 30 de enero de 2015

GUATEMALA

Guatemala, tierra de volcanes y terremotos, es uno de los países de América con mayores atractivos para hacer un viaje fascinante desde los paisajes bellísimos del volcán Pacaya o el lago Atitlán, hasta el pintoresco de Chichicastenango, las joyas coloniales de la Antigua y la gran maravilla arqueológica de las ruinas de Tikal.
La llamada Ruta Maya, resulta demasiado grande y rica para recorrer de un tirón todos sus escenarios. Pero las ruinas de Tikal constituyen una magnífica muestra del esplendor de una civilización anterior a la colonización española.
En Guatemala los turistas disponen de muchísimas visitas a lugares históricos primorosamente restaurados, donde gozar de unas vacaciones.
La capital de Guatemala es la mayor de Centroamérica con tres millones de habitantes. Fue fundada en 1775 después que un terremoto devastara la antigua capital. Le pusieron el largo nombre de Nueva Guatemala de Asunción, pero sus gentes para abreviar siempre la llamaron Guate. Tiene escasos atractivos y vive azotada por la delincuencia. En una ciudad con fama de peligrosa, los visitantes suelen pasar rápidamente por su centro histórico, echar una mirada a sus monumentos y refugiarse en la Sexta Avenida. Unos de los lugares claves de la cultura cotidiana en Guatemala es el Mercado Central: aquí se puede encontrar lo mejor de la comida típica guatemalteca, y todo lo que son artesanías de los diversos poblados del interior de la república con toda la cultura pre-hispánica. Guatemala es un país tropical y aquí te puedes divertir con los sabores, los aromas y los colores.

Una de las visitas aconsejables, en las cercanías de Guate, es el volcán Pacaya , a hora y media de carretera. Se ha convertido en atractivo turístico por la moderada actividad que registra hace cuarenta años. La excursión por la ladera del volcán se hace a pie o a caballo. La ascención a caballo dura más de una hora y la compañía de los guías resulta imprescindible porque conocen los senderos pero también porque los extranjeros solitarios suelen ser víctimas de asaltos con violencia.
La caldera del Pacaya, que se formó hace dos mil trescientos años, ha entrado en erupción veintitrés veces durante los últimos cinco siglos (la última, en mayo del 2010). La cima sobre la Montaña del Chino es el mejor observatorio sobre el cráter humeante y los pétreos ríos de lava. Desde su altura se divisa un precioso panorama de lagos y el valle donde se alza la nueva Guatemala de Asunción, es decir, Guate. En las zonas más escarpadas del camino se desarrolla un deporte local sorprendente: el surfeo sobre fuego, que consiste en deslizarse sobre las cenizas calientes que cubren las laderas como si fueran nieve. Durante la última erupción del Pacaya se formaron varias cuevas de lava, como grandes saunas naturales por su alta temperatura y sequedad. Al pie mismo del Pacaya, el pueblo de San Vicente vive bajo la constante amenaza del volcán. Sus habitantes vigilan cada síntoma de actividad: el humo, los temblores, el calor que constituyen su principal tema de conversación junto al recuerdo de la erupción más reciente. San Vicente teme día y noche las iras del Pacaya, pero ese miedo es su suerte, ya que viven del turismo que el volcán atrae.


Situada a medio centenar de kilómetros de Guate, Antigua es una de las ciudades más bonitas de América. Las calles de su casco histórico mantienen el ambiente de su pasado esplendor de capital colonial cuando llegó a tener casi 80.000 habitantes.
Arrasada en 1773 por un terremoto durante los últimos 20 años ha sido restaurada de modo ejemplar gracias a la ayuda española. En Antigua, el viajero no sabe donde fijar los ojos. Todo es hermoso: palacios y conventos, iglesias y casonas. La ciudad responde al esquema de cuadrícula o parrilla, donde el centro es la Plaza Mayor. En esta Plaza se encuentran los edificios más importantes de la historia y la tradición. El Palacio del Noble Ayuntamiento, la Catedral del Apóstol Santiago y el Palacio de la Audiencia y Cancillería Real, con 54 arcos. Y complementa esta Plaza una fuente conocida como Las Sirenas.
La Catedral de Santiago oculta bajo su fachada restaurada, las ruinas a las que la redujo el terremoto. Nunca pudo ser reconstruída. Además de sus siete puertas tenía la entrada del perdón, para que los condenados a muerte escucharan su última misa. En su parte trasera se encuentra la cripta que contiene los restos del conquistador de Guatemala.















Antigua, como toda Guatemala, está empapada de leyendas traídas desde tiempos oscuros. La calle de las Ánimas fue escenario de una leyenda que narra la presencia de una procesión de muertos con velas en las manos. Uno de ellos le entrega una vela a una niña que los miraba por la ventana y al día siguiente descubre que es un hueso, un fémur.Al poco tiempo enferma y muere. Así se dice que a la noche cuando aullan los perros en esta calle es porque está pasando la procesión de los muertos.
En Antigua hay muchos pequeños locales de cocina tradicional.
Las ruinas del Convento de Santo Domingo, fueron adquiridas por un arqueólogo norteamericano y convertidas en posada. Aunque los monjes nunca tuvieron piscina ni suites de cinco estrellas, el lujoso hotel conserva lo esencial de sus orígenes: 1500 velas iluminan sus dependencias, que albergan un museo con numerosas joyas históricas.
A un par de horas se encuentra el Lago Atitlán. San Pedro de la Ladera es un pueblo de pescadores y cafetaleros, lleno de rincones acojedores ,donde los turistas pueden desfrutar de la bella vista.
San Marcos tiene fama de ser el pueblo más bonito del lago. La llamada Playa Cristalina es uno de los rincones  más románticos de la ribera del lago. Desde aquí se puede apreciar el Monte de la naríz del Indio que dibuja claramente un perfil característico de los indígenas.
Para visitar Santiago de Atitlán, el mayor municipio del lago, conviene ir en barca, porque la propia policía advierte que por carretera no hay un día sin asaltos a mano armada.
A dos horas de carretera y con un precioso paisaje se encuentra el Mercado dominguero de Chichicastenango (tenango significa lugar de y Chichicaste es una planta). Es un lugar de productos autóctonos de intercambio, desde tiempos remotos.
La Iglesia de Santo Tomás, construida por los dominicos en 1540 es un templo colonial levantado sobre antiguos altares mayas.
En las afueras del pueblo se encuentra el famoso cerro de Pascualabag , un sencillo santuario de una deidad maya venerada desde hace siglos.

Para llegar hasta los tesoros arqueológicos ocultos de la selva de Petén, es necesario tomar un avión. Los vuelos van siempre llenos de turistas deseosos de ver las ruinas mayas. Y desde el aeropuerto al parque de Tikal no hay más que un corto paseo en coche. Tikal es la gran joya de la herencia precolombina en Guatemala con miles de vestigios mayas repartidos en mas de 570  kilómetros cuadrados. Pero lo principal son las 3000 estructuras de su mítica ciudad perdida. Los mayas se asentaron en esta zona unos 700 años antes de Cristo.
En el siglo VI el conjunto urbano de Tikal llegó a concentrar más de 50.000 habitantes. Su ocaso comenzó hace 1.100 años y acabó siendo una ciudad olvidada hasta que la halló un misionero español en 1696, oculta por la selva y fue redescubierta en 1848. Las construcciones más antiguas se agrupan en una zona llamada El Mundo Perdido. Aquí se descubrieron cuatro pirámides superpuestas y 38 estructuras de distintas épocas.
La biodiversidad de la selva del Petén es enorme: basta con alzar los ojos para observar a un sin fin de aves y para descubrir a los Pizotes, los monos aulladores, que acuden al encuentro de los viajeros igual que hacen los coatíes.
 El cuarto Templo de Tikal requiere superar una larga escalera pero la vista merece el esfuerzo. Este era un punto estratégico, defensivamente hablando, ya que desde aquí se puede tener vista de todo el valle. Los arqueólogos tienen mucho trabajo pendiente en Tikal y en la región aun les quedan gran cantidad de yacimientos mayas donde estudiar una civilización perdida que alcanzó logros asombrosos.

domingo, 21 de diciembre de 2014

LISBOA

Lisboa no tiene nada que envidiarle a las más famosas ciudades del mundo. Pero además puede enorgullecerse del carácter que la diferencia mezclando lo humilde y lo señorial, sus señas de identidad histórica y la modernidad europea.
Lisboa es una de las ciudades más seductoras de Europa: está impregnada de romanticismo y sus alrededores ofrecen a sus viajeros una infinidad de rincones inolvidables.
La leyenda de Lisboa dice que su ambiente está cargado de nostalgia, que añora el esplendor de su pasado imperial, pero el sentimiento colectivo de la ciudad es mucho más que la utópica "cidade de tiempos mejores" y acaso responda al contraste de su moderna vida cotidiana con los escenarios históricos donde transcurre.
El centro de la ciudad está lleno atractivos: grandes plazas y anchas avenidas, con monumentos y calles peatonales que convierten las compras en una actividad lúdica. El distrito comercial sirve de escaparate urbano a una capital llena de bellísimos rincones.


Los tranvías lisboetas son mucho más que un medio de transporte. Se trata de un viaje barato y corto, pero que deja un recuerdo imborrable y que tampoco está exento de riesgos debido a los carteristas.






Los 45 metros de altura que cubre el elevador de Santa Justa constituyen otro viaje breve e inolvidable. Edificada en hierro colado y embellecida con filigranas en su interior, la torre contiene dos ascensores que son la forma más cómoda de subir al Barrio Alto.

Para vistas de Lisboa, la que brinda el castillo de San Jorge en la antigua Alcazaba, la ciudadela medieval levantada por los árabes a mitad del siglo noveno. Tras la reconquista cristiana en 1147, la fortaleza fue adaptada y ampliada para albergar a la corte portuguesa, y en el siglo XIII se convirtió en Palacio Real. Las recientes investigaciones arqueológicas en el recinto han enriquecido los museos con vestigios de la historia lisboeta que se remonta siete siglos antes de Cristo.
El puente 25 de Abril es el más largo de Europa, aunque no es el más elegante.
Los cinco barrios en que se divide la capital son tan pequeños que se pasa de uno a otro caminando, casi sin sentirlo.
Uno de los sitios más impactantes de la ciudad lo constituyen los restos de la Iglesia do Carmo. Las ruinas de esta iglesia carmelita evocan el terremoto de 1755. Construida a finales del siglo XIV, se derrumbó sobre los fieles que asistían ese día a misa. El esqueleto del templo ha sido testigo de los últimos acontecimientos históricos, como la revolución de los claveles, cuyos tanques se estacionaron bajo sus arcos en abril de 1974.

Entre los numerosos cafés antiguos de Lisboa, el Nicola
es uno de los más populares en la Plaza del Rossio. Durante más de un siglo fue librería que le dejó una herencia como lugar de encuentro de intelectuales aunque hoy se reduzca a servir de cita turística.
El lado amargo de Lisboa se dibuja sobre sus aceras. La pobreza es una imagen repetida.
En el Barrio Alto se concentra la mayor parte de los bares y restaurantes de la ciudad.
Santa María de Belém es uno de los barrios privilegiados de Lisboa, con sus calles anchas y zonas ajardinadas . Siglos atrás en su puerto anclaban las carabelas de los navegantes portugueses donde hoy fondean embarcaciones deportivas. Es una visita imprescindible por reunir algunos de los lugares favoritos de los turistas, como el célebre Monasterio de los Jerónimos, que empezó a construirse en 1501. En una ciudad repleta de monumentos, se destacan varias joyas arquitectónicas, como este conjunto religioso. Espléndida síntesis del gótico tardío y el renacimiento, contiene los mausoleos reales y sirve de panteón de figuras históricas y es patrimonio mundial de la UNESCO.

La Torre de Belém fue construida en la desembocadura del Tajo como estructura defensiva a modo de baluarte. Domina un espléndido paisaje, pero sobretodo lo enriquece con su aspecto majestuoso.




Con forma de carabela, el Monumento a los Descubrimientos evoca las gestas marinas de los conquistadores portugueses.


Lisboa es una ciudad con música propia: el Fado, que forma parte del arte, la cultura y el alma portuguesa. Nostágico y embriagador. En el Museo del Fado se dictan clases sobre la guitarra portuguesa de 12 cuerdas.
Alfama es un barrio humilde y destartalado pero lleno de encanto, con estrechas callejuelas. Antes de ser poblado por los árabes (que le dieron nombre) fue asentamiento de comerciantes fenicios y romanos. Después albergó a las clases poderosas de Lisboa hasta que sufrió los efectos del terremoto. Hoy languidece como un tesoro olvidado, con sus casas y comercios anclados en el tiempo, idénticos a como fueron durante la primera mitad del siglo pasado.
La Feria da Ladra, en los campos de Santa Clara, con sus mercadillos callejeros, son los mejores escaparates para conocer la mezcla de culturas de la ciudad. Aquí instala un puesto quien quiere, sin necesidad de pedir permisos ni pagar licencias.
Otro de los grandes atractivos de Lisboa son sus alrededores porque a muy poca distancia se encuentran villas, palacios y parajes singulares para hacer estupendas excursiones.
Estoril es famoso por su casino que décadas atrás rivalizó con el de Montecarlo como lugar de cita de la alta burguesía europea. Propiedad del magnate chino Stanley Ho, es el más grande de Europa.
Elegante y pequeña, Estoril es una villa turistica frecuentada por personajes del mundo financiero tras haber servido durante décadas como lugar de exilio para las monarquías destronadas en Europa.

Tres kilómetros de playa separan a Estoril de Cascais, otro enclave privilegiado. Lo que fue una aldea de pescadores, en tiempos remotos, se transformó en residencia veraniega de la corte portuguesa, y finalmente en barrio residencial de centenares de edificios con cotizadas vistas al mar.
Sin alejarnos más de 30 kilómetros de Lisboa, la Villa de Sintra nos brinda un puñado de casones históricos fascinantes. Empezando por el Palacio Nacional, edificado en el siglo XVI sobre un alcázar musulmán y que exhibe un magnífico conjunto de azulejería morisca, además de las famosas chimeneas cónicas de sus cocinas.
 En Sintra se encuentra uno de los lugares más bellos de Portugal: el Palacio da Pena. Parece sacado de un cuento de hadas, incluso con su propio bosque encantado. Este palacio fue el capricho artístico de Fernando II, un monarca intelectual, enfermo de romanticismo. Sus fantasías quedaron plasmadas en el colorido de la mansión y en el ambiente mágico de sus torres de vigilancia y sus gárgolas. Además de un jardín con plantas de todo el mundo.




El lugar más inquietante y misterioso es la Quinta da Regaleira. Envuelta en un sin fin de leyendas que la vinculan con los mundos secretos de la alquimia, los templarios y la masonería. Construída al final del siglo XIX,  su simbolismo esotérico dá para largas explicaciones. Se trata de una mansión filosofal que oculta un templo iniciático subterráneo, a 27 metros de profundidad cuya salida representa un recorrido simbólico hacia la luz.




Digna de visitar es Ericeira, una antiquísima aldea de pescadores, fundada por los fenicios hace 3000 años. Cargada de historia sigue siendo un lugar apacible. Hoy es la principal meca europea de los surfistas.






Saramago escribió: "Mi Lisboa fue siempre la de los barrios pobres. Y cuando mucho más tarde las circunstancias me llevaron a vivir en otros ambientes, la memoria que preferí guardar fue la de la Lisboa de mis primeros años, la Lisboa de gente de poco tener y mucho sentir. Lisboa se ha transformado en los últimos años. Ha sido capaz de despertar en la conciencia de sus ciudadanos, renovadas fuerzas que la ha arrancado del marasmo en el que había caído. En nombre de la modernidad se han levantado muros de cemento sobre piedras antiguas, se han transformado los perfiles de sus colinas, se ha alterado el panorama, se han modificado los ángulos de visión; pero el espíritu de Lisboa sobrevive, y es el espíritu que hace eternas las ciudades."

miércoles, 1 de octubre de 2014

REINO DE CAMBOYA

 Camboya es uno de los lugares más exóticos y alejados de mundo.
Para conocer éste mágico reino y no dejar lugares sin visitar por falta de rutas, nada mejor que el imprescindible tuc-tuc (vehículo tirado por una moto pequeña).
Vendedores de cocos y pescadores arreglando sus redes son parte del continuo paisaje.
Los lugareños son gente muy gentil y simpática.





Una típica postal camboyana son las casas flotantes: mucha gente vive sobre el agua, ya que de esta forma no pagan impuestos.
En este lugar no existe el agua corriente y las cloacas se mezclan con el agua que toman; pero como están inmunizados, esto no les causa mayores problemas.
Los niños crecen en continuo contacto con la naturaleza, y si bien muchos son atacados por serpientes venenosas cuando lavan su ropa, se bañan o pescan, los más desafortunados sufren un riesgo mucho mayor, lamentablemente, creado por el hombre: actualmente más del 2% de la población muere, espantosamente, al pisar las minas que todavía están activadas.
Por ese motivo, es recomendable caminar por los senderos, donde está la marca que dice que las bombas se han desactivado allí. Las minas y bombas sin detonar están por todos lados, y los carteles de advertencia, peligrosamente, se han borrado por el paso del tiempo.
Los templos de Angkor han sido uno de los principales destinos turísticos del mundo desde que a principios del siglo XX se los consideró como una de las míticas ciudades perdidas  hasta que la UNESCO los calificó como "un tesoro de la humanidad". Se trata de una decena de edificios del siglo XII, próximos entre si, que se pueden recorrer a pié o en elefante.
























La ciudad de Nom Pen es la capital de Camboya y conserva el viejo encanto de Indochina. Pese al desarrollo que ha experimentado en los últimos años, sus calles todavía mantienen su estilo colonial que las hace acogedoras. Con un millón y medio de habitantes es una capital tan moderna como apegada a las tradiciones.
 Wat Pnom (el templo de la colina) es el corazón de la ciudad. Según la leyenda, en el año 1373, una mujer llamada Pen, encontró aquí cuatro figuras de Buda, lo que interpretó como una señal divina. Y levantó una colina especial, con una pagoda, en torno a la cual crecería la ciudad. La colina es el hogar de monos muy poco sociables.

















El Palacio es otro lugar de visita obligada. Fue construido en 1866. Sus salones y jardines se caracterizan por la sencillez. Los lugares más interesantes son el salón del trono y la pagoda de plata, con mas de 5000 baldosas de dicho metal precioso.





Los mercados callejeros constituyen uno de los grandes placeres que Camboya ofrece. Sus puestos están llenos de frutas exóticas e infinidad de insectos comestibles. La pastelería camboyana es otra fuerte tentación












Luego de una agotadora recorrida, nada mejor para el viajero que tomar una sesión de masaje camboyano. La técnica de este masaje es muy distinta a la occidental: el contacto de manos y cuerpo se produce con una tela de por medio y sus métodos de estiramiento y presión resultan muy recomendables.