miércoles, 1 de octubre de 2014

REINO DE CAMBOYA

 Camboya es uno de los lugares más exóticos y alejados de mundo.
Para conocer éste mágico reino y no dejar lugares sin visitar por falta de rutas, nada mejor que el imprescindible tuc-tuc (vehículo tirado por una moto pequeña).
Vendedores de cocos y pescadores arreglando sus redes son parte del continuo paisaje.
Los lugareños son gente muy gentil y simpática.





Una típica postal camboyana son las casas flotantes: mucha gente vive sobre el agua, ya que de esta forma no pagan impuestos.
En este lugar no existe el agua corriente y las cloacas se mezclan con el agua que toman; pero como están inmunizados, esto no les causa mayores problemas.
Los niños crecen en continuo contacto con la naturaleza, y si bien muchos son atacados por serpientes venenosas cuando lavan su ropa, se bañan o pescan, los más desafortunados sufren un riesgo mucho mayor, lamentablemente, creado por el hombre: actualmente más del 2% de la población muere, espantosamente, al pisar las minas que todavía están activadas.
Por ese motivo, es recomendable caminar por los senderos, donde está la marca que dice que las bombas se han desactivado allí. Las minas y bombas sin detonar están por todos lados, y los carteles de advertencia, peligrosamente, se han borrado por el paso del tiempo.
Los templos de Angkor han sido uno de los principales destinos turísticos del mundo desde que a principios del siglo XX se los consideró como una de las míticas ciudades perdidas  hasta que la UNESCO los calificó como "un tesoro de la humanidad". Se trata de una decena de edificios del siglo XII, próximos entre si, que se pueden recorrer a pié o en elefante.
























La ciudad de Nom Pen es la capital de Camboya y conserva el viejo encanto de Indochina. Pese al desarrollo que ha experimentado en los últimos años, sus calles todavía mantienen su estilo colonial que las hace acogedoras. Con un millón y medio de habitantes es una capital tan moderna como apegada a las tradiciones.
 Wat Pnom (el templo de la colina) es el corazón de la ciudad. Según la leyenda, en el año 1373, una mujer llamada Pen, encontró aquí cuatro figuras de Buda, lo que interpretó como una señal divina. Y levantó una colina especial, con una pagoda, en torno a la cual crecería la ciudad. La colina es el hogar de monos muy poco sociables.

















El Palacio es otro lugar de visita obligada. Fue construido en 1866. Sus salones y jardines se caracterizan por la sencillez. Los lugares más interesantes son el salón del trono y la pagoda de plata, con mas de 5000 baldosas de dicho metal precioso.





Los mercados callejeros constituyen uno de los grandes placeres que Camboya ofrece. Sus puestos están llenos de frutas exóticas e infinidad de insectos comestibles. La pastelería camboyana es otra fuerte tentación












Luego de una agotadora recorrida, nada mejor para el viajero que tomar una sesión de masaje camboyano. La técnica de este masaje es muy distinta a la occidental: el contacto de manos y cuerpo se produce con una tela de por medio y sus métodos de estiramiento y presión resultan muy recomendables.